Ilustración: Marci López
Metido entre ropas,
calvo como un preso alimentándose de avena, fruticas desiertas y dulces como
los besos de la mujer que no pudo tener. De aquella silenciosa foto que se hizo
fiesta en el corazón del lobo.
Un lobo melómano a cuadra y media del abismo,
lejos de las zapaterías y de los consultorios odontológicos; pero bueno así va
la sinécdoque, la parte por el todo aullador, las gafas negras y el traje que caminando
hacia el trabajo van.
Un lobo en la estepa de cemento y asfalto.
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