miércoles, 15 de agosto de 2012

Los sonidos que no son del viento.


La sensación de que alguien fue testigo y al mismo tiempo redactor. 
Estúpidamente pensaba que solo me ocurría a mí, pero luego al crecer supé de donde venían esas transmisiones. 
Eran como analgésicos en forma de notas, masivamente filtradas por unas mentes que como yo, nos conformábamos con ser espectadores y nos asemejábamos como si fuéramos de un culto, vibrando por una sensación cálida y refulgente. 
Ahora, todos esos ruidos que vienen de esas cajitas han sido para mí completamente necesarias para vivir por la manera en la que viajan, no a través de la radio ó de la internet sino a través de las mentes que se abren.

martes, 14 de agosto de 2012

A qué sabrá su vagina


Mientras sus dedos se enredaban en su largo pelo, la blusa roja llamaba mis ojos. Hablaba de métodos para leer la poesía, mis pensamientos solo trataban de no olvidar el lindo escrito pronunciado minutos antes por un viejo sincero. Yo solo quería saborear en el aire su sudor; ella insistía en relacionar el método aristotélico en la crónica de algún polaco que reconoce cualquier periodista con sentido “humano”… yo solo merodeaba en posibles caminos que podían tomar sus dedos para deslizarse por las curvas de sus senos, senos pequeños, trigueños, quizá rígidos, tal vez un poco caídos, con delgados pezones, color canela, senos que solo mi imaginación podía dibujar… ¡que imagen podría hacerme! Su blusa solo me permitía deslizarme en el tobogán que se delinea entre los senos pequeños… no me importaban sus palabras, realmente parecían plásticas, tratando de impresionar un público conmovido por intervenciones anteriores o quizá no… pero en ese momento no me entretenían sus palabras, estaba atrapada en descifrar cual seria su olor, el que pasa por su cuello y se desliza por sus curvas y termina desesperado en donde todo ser quiere terminar llorando. Me atrapaba su olor y el deseo de saber como tenía su sexo, ¿estará totalmente desnudo? Y sería una tristeza si fuese así, ¿como no poder contrastar sus labios con el color de su pelo?, ¿como no poder acariciarlos sin que la ternura se presente a mi tacto?... ¡Oh desesperante pensamiento!... con cara atenta, o la mimesis del escuchante, me inquietaban las figuras y texturas que podría encontrar piernas arriba, solo me faltaba preguntar por el sabor, el deleite de las lenguas sobre sus saladas fragancias, la pregunta aparecía cada vez mas fuerte, gritando un duende en mi cabeza: solo quieres saber ¿a que sabrá su vagina?.