sábado, 17 de noviembre de 2012

Real engaño

Reflejo en el espejo. Saizo O

“Creo que mi sanitario me habla”… esas fueron las palabras que le dije ayer a un amigo que estudia química. Su reacción despreocupada y sus ojos fijos en mí me dijeron que una vez más me veía como una maquina de jugos, gases; que sé yo sobre los conceptos y procesos que estudian los químicos. Pero sé que al rato sonrío y eso me dio un poco tranquilidad… siempre reía o sonreía frente a esos comentarios, le causaban gracia, no solo era un gesto de burla, él sabía que al final, cada comentario tenía una razón.

-…sí, hace una semana no me habla; eso me tiene alterada. El martes pasado, como todas las mañanas me dirigí al baño, él bien sabe que no lo saludo por pena, pero de manera cortés me dice buenos días… y luego cuando me paro me dice que debería cambiar el estado de animo, que quizá la comida me esté afectando (suelo comer muchas porquerías que venden en la calle), o me regaña porque una vez más he dejado escapar a alguien que me quiere. Mi amigo me respondió, -no me estas jodiendo esta vez.

Parece que para Carlo era una mentira mi primer balbuceo. No lo fue…

Aún me pregunto que le pasa a mi sanitario. Lleve a la casa a un experto en esos aparatos; que graciosa y divertida profesión, arreglar los depósitos de mierda de las personas, creo que es un sujeto lleno de historias con olores y texturas; él me dice que no pasa nada, sólo que está un poco sucio, nada más.

¡Nada más! No me ha vuelto a hablar, creo que este berraco está enojado conmigo. Me canso de hablarle, no me responde… y ya me estoy hartando de su presencia inanimada… tan común como mis otros objetos o muebles… y no acepto que este inodoro, que ha pasado tanto tiempo conmigo, aconsejándome y riendo de mis (des)aventuras sexuales de la noche anterior ahora parezca una estructura vacía de cerámica.

Tengo la idea loca de volarlo, con un poco de explosivos… no se donde conseguirlos, pero tengo un amigo químico, quizá él sepa que hacer. Detesto que siga aplicándome una ley del silencio inconcebible, pues soy la única que puedo escucharle. Pero no me atrevo, parece un suicidio, porque no hay nada más sincero que ese frío depósito. Si me ha cargado la mierda desde los 14 años, no es acaso el colmo que se enoje sin razones y se silencie sin decir su inconformidad… posiblemente es porque he dejado de comer dulces o porque  ando leyendo teorías vacías de sentido humano.

En todo caso, estalle o no, lo encuentro un engaño.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Tu saliva


[Quizá este construida socialmente, llena de desasosiego, traviesa, travesura, tristeza… pero jamás significa lo contrario a lo que sigue]

Un beso abrazante,
Las uñas y los labios cada vez más cerca,
las lágrimas y salivas cercanas a tus labios,
Los pezones duros,
La felicidad, dividida en números…
Los minutos un tormento,
Y tú, tan cerca, que hasta puedes ser yo.

Jamás generas desprecio.

Eres la otra o el otro,
Mi hermana, mi madre, mi compañera.
Tu saliva, es la mía, jamás dividida.

El sol no puede negarse a nuestra energía, no puede llamarnos inferiores,
Se que tus fluidos claman por mí, como yo lo hago.
Se que tus lágrimas se secan en la frustración igualmente en la mía,
Y aunque no es una concesión “biológica”,
Se que te hace mujer,
Y que puedo hacerlo yo.

No niegues tu parte, como yo la he negado,
Siendo mujer tras traducciones y preceptos,
Tras ataduras y hierro sin sentido;
La censura, es solo un amigo tímido que nos ha venido a desafiar.

Yo deseo tus curvas, tu saliva, tu deseos,
Quiero escucharte
Canta, cuenta, narra…
Jamás es tarde para saber arriba en mis oídos.


domingo, 21 de octubre de 2012

sin título

como Gustav, te hallamos divinidad.

Que pensarás tu peliroja, mujer de color suave y frío como la nieve; que meditarás cuando tu cuerpo alto y con finas curvas pasan por los ojos sedientos de una sociedad que sufre de gula. Me imagino tus gestos y las gafas invisibles que usas al desfilar por los pasillos de las facultades, de los teatros, o de los boulevard; transparentes pero fuertes fingiendo frialdad e indiferencia a las salivas que cuelgan de los ojos de hombres lobo. Pretendes o finges tras un disfraz que te compraron desde pequeña para poder salir a las calles de la ciudad, de la furia, del cinismo y los violadores. Se que tu sonrisa se oculta tras la seriedad teatralizada para no dar malas impresiones, y que debes acudir a la delicadeza de las palabras cuando un sujeto te subestima en los senderos de tu oficio.

Te siento callada, tímida a mi mirada, no quiero devorarte, no ahora, no de esa forma… quisiera tocar tus dedos con la delicadeza de tu real mirada, definirte lo que siento cuando tu presencia se impone como un espectro –silenciosa, misteriosa y encantadora- en la biblioteca, y aunque no te das cuenta, yo miro de manera imprevista tu surrealista cabello. Se que jamás recibirás un beso de mi parte… porque siempre andas pensando, y nosotros, los humanos que te deseamos sin correr las cortinas de tu voz y hallar el centro de tu real existencia, nos quedaremos aquí, deseosos, mendigando tras imaginarios, esperando por cual será tu nuevo disfraz. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Escupitajo


Centro de Medellín, Colombia


Caminaba por las calles del centro de la ciudad, calles olorosas y sucias, acompañada de una horda que giraba en diferentes direcciones; me dirigía hacia mi refugio, quizá el único lugar que me aleja de las lógicas citadinas, pero se me acerco una imagen… la veía acercarse lentamente por mi espalda, era una sombra que el gentío evitaba; se que las caras de las mujeres refinadas se estremecían al verlo pasar, los hombres lo evadían con sus miradas amenazantes, y las sombras pedían no cruzarse con el reflejo de este sujeto. Sin embargo, yo no pude evitarla, mi espalda no tiene ojos, solo presiente fantasmas y energías de sujetos que se alejan al pasar, pero jamás ha visto de manera factible. Al no poder esquivar esa presencia, se adelantó tres pasos míos, me miró fijamente y de su boca salió una saliva lenta y pesada dirigida hacia mí; ¡era un escupitajo!, blanco, espumoso y sobretodo denso, cargado sin sentido pero con toda la razón que no puede evitar solo un cuerpo invisible, despreciado y apagado en medio de la ciudad.

La cosa semilíquida, quizá hasta gel, se escurría en mi cara, mientras yo asustada y enfrentada a una situación inimaginable, yacía parada enfrente de este señor, sin ningún movimiento, estaba sola, pues la horda insistía seguir su camino en múltiples direcciones, y los dos representábamos solo una situación absurda del centro de la ciudad. Por un momento pensé que iba a ser abordada por otras personas, pero no, nadie se interesó en mí, era igual de invisible al sujeto que me había escupido, entonces decidí retomar unos pasos atrás y quedarme mirándolo, sin limpiarme el fluido flemoso de la cara, sola y contemplativa frente a la cara de mi adversario, y preguntarme ¿quién eres para escupirme?.

Realmente la historia no llevó ningún escupitajo, devolvámonos unos segundos. Mientras caminaba por la muchedumbre para acercarme paso a paso a mi refugio, un hombrecito con un largo recorrido en este mundo se me acercó, hizo que retirara mis audífonos de mis oídos, y me preguntó que si podría regalarle un pan y un café; yo solo sonreí, no puedo evitarlo frente a cualquier situación que amenice mi día ya sea por miedo, alegría, tristeza o conmoción… acercándonos a la tienda me dijo que no parecía de aquí, cosa que me molestó, pero igual compramos lo debido y con un “buen día señor” me aleje de su presencia. Esa despedida que refleja cierto deseo de buena vida quizá se materialice o tal vez no, puede que caiga, se tropiece o sea atropellado y nadie este para ayudarle, tal vez decida ir por un callejón y se encuentre con un grupo de machos que decidan hacer justicia a la mejor manera de esta ciudad, o tal vez encuentre en algún parque o espacio “público” un evento que lo entretenga y lo saque de su realidad.

Yo, sola, entre a mi casa y sentí la sensación de una baba densa y sucia que me jalaba la cara hacia el piso, me gritaba algo pero por ser inanimada no le quise prestar atención, y en resultado del asco propio, no por la baba inexistente que colgaba en mi cara, me descargue una vez más en la cama preguntándome ¿quién soy para decirle un “buen día señor”?.

domingo, 9 de septiembre de 2012

LA MUERTE SIEMPRE CERCANA

[Esperé mucho días para publicar esta nota que escribí escuchando las olas enfurecidas, las lágrimas de una mujer enamorada y el viento susurrar. Takk Ecuador]

LA MUERTE SIEMPRE CERCANA

La muerte cercana|
el brillo de su espada "heroica" se refleja en tu ojos|
el contradictorio descenso de la tortuga: furia de la naturaleza - espada de campesino|
un rato de sexo sin cuestionar el sentimiento|
una lágrima que jamás te toca|
el temor de la aventura|
las ansias por correr sin rumbo|
la imagen de una mujer oscura que amas y se desvanece|
(la extrañas?)|
el control de las emociones|
las palabras, dolores, directas a mis senos|
el resplandor de la luna sobre tu cuerpo negro?
la muerte siempre cercana.

"I can taste the fear" -Arcade Fire.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Los sonidos que no son del viento.


La sensación de que alguien fue testigo y al mismo tiempo redactor. 
Estúpidamente pensaba que solo me ocurría a mí, pero luego al crecer supé de donde venían esas transmisiones. 
Eran como analgésicos en forma de notas, masivamente filtradas por unas mentes que como yo, nos conformábamos con ser espectadores y nos asemejábamos como si fuéramos de un culto, vibrando por una sensación cálida y refulgente. 
Ahora, todos esos ruidos que vienen de esas cajitas han sido para mí completamente necesarias para vivir por la manera en la que viajan, no a través de la radio ó de la internet sino a través de las mentes que se abren.

martes, 14 de agosto de 2012

A qué sabrá su vagina


Mientras sus dedos se enredaban en su largo pelo, la blusa roja llamaba mis ojos. Hablaba de métodos para leer la poesía, mis pensamientos solo trataban de no olvidar el lindo escrito pronunciado minutos antes por un viejo sincero. Yo solo quería saborear en el aire su sudor; ella insistía en relacionar el método aristotélico en la crónica de algún polaco que reconoce cualquier periodista con sentido “humano”… yo solo merodeaba en posibles caminos que podían tomar sus dedos para deslizarse por las curvas de sus senos, senos pequeños, trigueños, quizá rígidos, tal vez un poco caídos, con delgados pezones, color canela, senos que solo mi imaginación podía dibujar… ¡que imagen podría hacerme! Su blusa solo me permitía deslizarme en el tobogán que se delinea entre los senos pequeños… no me importaban sus palabras, realmente parecían plásticas, tratando de impresionar un público conmovido por intervenciones anteriores o quizá no… pero en ese momento no me entretenían sus palabras, estaba atrapada en descifrar cual seria su olor, el que pasa por su cuello y se desliza por sus curvas y termina desesperado en donde todo ser quiere terminar llorando. Me atrapaba su olor y el deseo de saber como tenía su sexo, ¿estará totalmente desnudo? Y sería una tristeza si fuese así, ¿como no poder contrastar sus labios con el color de su pelo?, ¿como no poder acariciarlos sin que la ternura se presente a mi tacto?... ¡Oh desesperante pensamiento!... con cara atenta, o la mimesis del escuchante, me inquietaban las figuras y texturas que podría encontrar piernas arriba, solo me faltaba preguntar por el sabor, el deleite de las lenguas sobre sus saladas fragancias, la pregunta aparecía cada vez mas fuerte, gritando un duende en mi cabeza: solo quieres saber ¿a que sabrá su vagina?.