martes, 14 de agosto de 2012

A qué sabrá su vagina


Mientras sus dedos se enredaban en su largo pelo, la blusa roja llamaba mis ojos. Hablaba de métodos para leer la poesía, mis pensamientos solo trataban de no olvidar el lindo escrito pronunciado minutos antes por un viejo sincero. Yo solo quería saborear en el aire su sudor; ella insistía en relacionar el método aristotélico en la crónica de algún polaco que reconoce cualquier periodista con sentido “humano”… yo solo merodeaba en posibles caminos que podían tomar sus dedos para deslizarse por las curvas de sus senos, senos pequeños, trigueños, quizá rígidos, tal vez un poco caídos, con delgados pezones, color canela, senos que solo mi imaginación podía dibujar… ¡que imagen podría hacerme! Su blusa solo me permitía deslizarme en el tobogán que se delinea entre los senos pequeños… no me importaban sus palabras, realmente parecían plásticas, tratando de impresionar un público conmovido por intervenciones anteriores o quizá no… pero en ese momento no me entretenían sus palabras, estaba atrapada en descifrar cual seria su olor, el que pasa por su cuello y se desliza por sus curvas y termina desesperado en donde todo ser quiere terminar llorando. Me atrapaba su olor y el deseo de saber como tenía su sexo, ¿estará totalmente desnudo? Y sería una tristeza si fuese así, ¿como no poder contrastar sus labios con el color de su pelo?, ¿como no poder acariciarlos sin que la ternura se presente a mi tacto?... ¡Oh desesperante pensamiento!... con cara atenta, o la mimesis del escuchante, me inquietaban las figuras y texturas que podría encontrar piernas arriba, solo me faltaba preguntar por el sabor, el deleite de las lenguas sobre sus saladas fragancias, la pregunta aparecía cada vez mas fuerte, gritando un duende en mi cabeza: solo quieres saber ¿a que sabrá su vagina?. 

2 comentarios:

  1. Después de leer esto, nunca volveré a ver a esa chica igual.

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  2. Si esta chica, capaz de hacer inspirar a un celador sin radio, saboreó hasta su fin aquella nutella y paladeo además temas de filosofía erótica mientras mostraba sus partes pudendas, y gozaba dulcemente la capacidad de superar la gravedad mientras su bello rostro temporal hablaba y hablaba en clave de Fa del sabor de su virilidad, de su mocedad. Lubricidad frente al oyente que desea ser su centro, su verdad en una noche en la cual muchos astros vemos pasar como fantasmas del pasado.


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