miércoles, 15 de agosto de 2012

Los sonidos que no son del viento.


La sensación de que alguien fue testigo y al mismo tiempo redactor. 
Estúpidamente pensaba que solo me ocurría a mí, pero luego al crecer supé de donde venían esas transmisiones. 
Eran como analgésicos en forma de notas, masivamente filtradas por unas mentes que como yo, nos conformábamos con ser espectadores y nos asemejábamos como si fuéramos de un culto, vibrando por una sensación cálida y refulgente. 
Ahora, todos esos ruidos que vienen de esas cajitas han sido para mí completamente necesarias para vivir por la manera en la que viajan, no a través de la radio ó de la internet sino a través de las mentes que se abren.

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