Te avisan por las noticias que el presidente vecino esta berraco porque se le metieron en su “chuzo”. Y lo primero que piensas: esto se va a prender…
Te subes a un bus, y por el millón de cadenas que te han llegado al e-mail diciéndote las mil y una formas de cómo te robaran, miras a todos como si fueran aves de rapiña que quieren arrancarte los ojos.
Te bajas del bus y entras a la universidad, y solo vez: peinados de paracos, miradas de guerrilleros y manos de policías…
Realmente todo colombiano pasa por esta situación. Si amigo o amiga, es nuestra realidad, vivimos alterados por una cruenta realidad, y para sumarle los medios de comunicación saben cumplir con su papel de chismosos; porque realmente no son informantes, saben agrandar nuestros miedos y generar UN COLOMBIANO PARANOICO. Las mayúsculas no son paranoia mía, simplemente que escribiendo estas líneas, cortas y no muy reveladoras, ya me siento observada.
Solo me queda decirles que vivimos en lo que yo llamaría, el desastre de la ilusión de Hobbes: Hay control pero no seguridad.
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